1.10.12

A mover el culo





Lunes. 10:58 am. Sala del gimnasio. Presentes: señora no menor de setenta años, señorita ociosa bien entrada en carnes y servidora.

Ante mi estupor, aparece un señor rozando la jubilación. Como indumentaria me lleva unos vaqueros, camisa de rayas y sus zapatos castellanos con su cinturón de cuero a juego.

Pestañeo y miro con curiosidad al susodicho. Nos pregunta sonriente si es aquí la clase del “baile ese”. Nos informa de la emoción que le invade por probar esta nueva experiencia. Él nos comenta, es muy aficionado a los bailes de salón. El señor debe ser popular en el lugar, pues la veterana le saluda con júbilo.

Y es que hay que  renovarse o morir. Lo que esta pegando fuerte, lo último que ha llegado a los gimnasios de España es el: ZUMBA. (O como diría Celia Cruz : SUUUUUMMMMBAAAAAAAAAAAAAAA)

Yo que soy una persona bastante “tocapelotas” (las cosas como son) llevo riéndome del “zumba” desde que me entere de su existencia. Y ojo, que me parece muy bien que el personal menee el cucú a ritmo de reggaetón. Pero es que yo no puedo ni con el merengue, ni con la bachata ni con perreo, ni con el “mamita dale duro”.

Pero, como ante todo soy una persona a la que le gusta hablar con conocimiento de causa, y ante la emoción de mi cuñada por esta nueva disciplina, pues hoy he dicho: venga , al lío.

Yo ya había visto vídeos de” zumba” en youtube. Pero creerme, una cosa es ver a una maciza Lizbette, apretada, ceñida y con un culo como burgos, duro como el hormigón, menearse acompañada de un alumnado de buen ver y musculado, y otra es ver lo que había en mi gimnasio esta mañana.

Una joven monitora meneándose, cinco señoras que intentaban no fracturarse la cadera, una señorita rubia de buen ver que tenía la coordinación de Tony Leblanc  en “Torrente”, servidora (sin duda la peor de todas),  mi cuñada dándolo todo y el entregado señor de los vaqueros, que espero no se fuera a por el pan  después de clase, por el bien del panadero y su clientela (por el tema de la sobaka digo).

Resumiendo, si lo que queréis es pasar un buen rato, echaros unas risas, quemar grasa y no os importa escuchar  términos como “pandillero” y “dale duro” durante una hora, os animo a que probéis.  Eso sí, yo que vosotros/as me llevaría un fular, o algo, para no desentonar mucho con el tipo de los vaqueros, porque por el brillo de sus ojos tiene pinta de que no va a perderse ni una clase.

(Aprovecho estas líneas para felicitar a mi cuñada, que de verdad, ha estado impresionante!)

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